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Portalegre yace sobre uno de los flancos de la Sierra de São Mamede, una cadena montañosa con gran variedad de fauna y flora; una parte de esta región ha sido declarada parque natural.
Águilas, ciervos y jabalíes, por ejemplo, viven entre los bosques de castaños y robles, mientras que los megalitos indican que este entorno estuvo habitado en tiempos prehistóricos.
El propio
Portalegre es de origen romano, aunque esté colmado de finas mansiones barrocas y del Renacimiento.
Castelo de Vide, en otra cuesta verde de la Sierra de São Mamede, es conocido por sus aguas curativas desde los tiempos romanos, y su castillo, que dio nombre al pueblo, fue reconstruido en 1310, pero sufrió grandes daños durante una explosión en 1705.
Desde el castillo de
Marvão, un pueblo espectacularmente situado en un acantilado, frente a la Sierra de São Mamede y España, pueden disfrutarse vistas espléndidas de las fecundas llanuras. Este pequeño y tranquilo pueblo medieval está completamente encerrado por murallas, con casas encaladas que se mezclan con el granito de las montañas.
Cerca de
Crato, cuyo castillo permanece en ruinas, el monasterio y la iglesia de Flor da Rosa, construidos en 1356, se han convertido en la
Pousada da Flor da Rosa.
Otros pueblos a visitar son
Alter do Chão, con su castillo de cinco torres y portal gótico, y
Campo Maior, con su bastante mórbida Capilla de los Huesos, de 1766, completamente cubierta por huesos humanos.
Elvas, a tan sólo unos kilómetros de la frontera, es una ciudad con mucho ajetreo debido a su entorno, pero ofrece un castillo romano y moro y un imponente acueducto del siglo XVI, que rodea la ciudad vieja.
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