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Esta área estuve habitada desde tiempos muy remotos, como lo confirman varios monumentos megalíticos y vestigios de la ocupación romana, como es el caso de la estación arqueológica de Cabeço do Vouga.
La sede del municipio, Águeda, prosperó durante el siglo XX y se convirtió en un centro industrial, principalmente debido a su larga tradición artesanal para trabajar el hierro.
La Iglesia de Santa Eulalia (santa patrona de esta pequeña ciudad), con una rica decoración interior y esculturas del Renacimiento, bien merece una visita, al igual que las viejas calles de los barrios ribereños y las antiguas haciendas y fincas solariegas de la región, como la
Quinta de Alta Vila y la
Quinta da Agueira.
Cerca del diminuto pueblo de Fermentelos, Pateira es un lago encantador de aguas tranquilas y abundante flora y fauna.
La comarca también alberga pequeñas aldeas de montaña, de casas sencillas y pintorescas, arraigadas costumbres etnográficas y paisajes deslumbrantes, como las de Macieira de Alcoba, Urgueira y Ventoso, entre otras.
La zona costera es fecunda, con abundantes lagunas, bosques de pinos y viñas, ya que Águeda está incluida en la Región Vinícola Demarcada de Bairrada.
La gastronomía es variada y ofrece especialidades como el cochinillo asado y platos de carne de cerdo, carnero y cabrito, además de los dulces
suspiros<(i> (supiros, merengues pequeños) y cavacas (bizcochos ligeros y crujientes), por no mencionar los típicos pasteles de Águeda.
En cuanto a la artesanía local, vale la pena mencionar su cestería, cerámicas, trabajos de hierro forjado e imaginativos azulejos.
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