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Es por excelencia la tierra de las almendras, siendo literalmente invadida, al final del invierno y comienzos de la primavera, por visitantes extasiados ante la vista del manto blanco y lozano de los almendros en flor, reforzado por las sombras verdes y castañas del paisaje. En su honor, el Ayuntamiento organiza la Fiesta de los Almendros en Flor (en febrero y marzo) durante la cual también se puede degustar la exquisita gastronomía local.
Pero no se vaya a pensar que ésta es la única época para visitar el lugar. El pueblo de Torre de Montecorvo está orgulloso de su laberinto de calles medievales y, en especial, de la magnífica Iglesia Matriz del siglo XVI, con un retablo del siglo XVII que muestra escenas de la vida de Cristo. Del castillo, poco queda, salvo algunas ruinas de las paredes y el curioso Arco de Nuestra Señora de los Remedios.
No lejos de allí, en la aldea de Adeganha, se puede admirar una interesante iglesia gótica-románica, del siglo XIII.
En la antigua población de Urros, fundada en 1172, todavía es posible encontrar cobertores de lana y de piel, alfombras, mantas hechas con retazos y bolsos de lino, manteles y toallas tejidas por las pacientes hilanderas del sector.
Resulta especialmente agradable disfrutar de la dulce especialidad de la región: las almendras, ¡por supuesto!, y en especial aquéllas cubiertas por una capa muy delgada de azúcar blanca o chocolate y canela.
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