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Turismo en el Espacio Rural (4) |
El pueblo de Góis, con más de ocho siglos de antigüedad, yace en un valle estrecho y profundo, entre las sierras de Carvalhal y Rabadão, a unos cuarenta kilómetros de Coimbra.
Además de la iglesia matriz renacentista de
Santa Maria Maior, vale la pena admirar el puente manuelino de tres arcos, el castillo y los paneles del techo del ayuntamiento (
Paços do Concelho), con figuras bíblicas y fantásticas; en la vecindad, varias capillas ofrecen vistas deslumbrantes, como la de
Santo António das Neves, en plena Sierra de Lousã, pero aún dentro de los límites del municipio.
Góis cuenta con un moderno parque para acampar y sus playas fluviales están bañadas por las aguas claras del río Ceira; pero resulta especialmente agradable pasear a través de este valle encantador, cruzando viejos puentes sobre el impetuoso río o admirar bucólicos paisajes de bosques y orgullosos precipicios, como la roca donde se encuentra la ermita de
Nossa Senhora da Candosa.
Las montañas también permiten el lujo de entrar en contacto íntimo con fauna salvaje, como jabalíes y zorros, además de diferentes tipos de pájaros.
Después de estas excursiones, es agradable volver a la aldea para pasar algunas horas caminando por sus calles tranquilas, todavía repletas de casas antiguas que muestran su personalidad en puertas, ventanas y balcones y en el hierro forjado de las barandillas.
En la plaza central, el
Largo do Pombal, hay una fuente única en su género, decorada con azulejos hispanoárabes del siglo XVI.
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