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Uno de los municipios más industrializados del norte de Portugal, especialmente en lo que a textiles se refiere, Famalicão tiene asimismo un patrimonio natural, histórico y cultural interesante, además de una gastronomía altamente apreciada.

Monasterios como los de Landim y Arnoso constituyen delicados ejemplos de arquitectura medioeval, pero también hay magníficas casas señoriales, como las de Vinhal y Pindela, puentes romanos, como los de Lagoncinha y São Veríssimo, y varias iglesias y capillas valiosas.

Los miradores de Monte do Facho y Santa Catarina, entre otros, ofrecen excelentes vistas del sector, localizado en el corazón verde del Miño.

En São Miguel de Ceide, se encuentra la casa donde vivió uno de los más grandes escritores románticos de Portugal, Camilo Castelo Branco, y en la que se suicidó en 1890; su vida trágica y novelesca se recuerda en ese sitio, ahora convertido en la
Casa-Museu de Camilo.

Después de esta gira cultural, los visitantes se sentirán probablemente tentados por la excelente reputación de los restaurantes de Famalicão que, por otra parte, difícilmente los defraudará, ya que el arte culinario local representa lo mejor que el Minho pueda ofrecer.

Las
papas de sarrabulho (aunque hechas con ingredientes algo extraños, como sangre y grasa de cerdo, que pudieran asustar a los desconocedores, el plato es realmente sabroso),
los rojões (carne de cerdo frita condimentada con especias, comino, vino y ajo), el
cozido à portuguesa (una variedad de carnes, salchichas y verduras servidas en su propio caldo) y, naturalmente, el muy apreciado bacalao seco están incluidos entre las especialidades de la región, las que saben aún mejor bien acompañadas por el chispeante
vinho verde local.
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